sábado, 24 de diciembre de 2011

Una vidente de Roquetas de Mar colabora con la policía sevillana para encontrar a Marta del Castillo

Daniella Montenegro© Los investigadores de la Policía Nacional en Sevilla encargados del caso Marta del Castillo se han puesto en contacto varias veces con Mariví Fernández, quien hace poco abrió en el centro de Roquetas un gabinete de videncia y tarot. Desde hace meses Mariví afirmaba que tenía muchas visiones sobre el lugar donde se había enterrado el cuerpo de esta joven tras ser asesinada, un hecho que ha conmocionado a toda España, especialmente durante los días del juicio. Mariví habló con los agentes hispalenses dándoles a conocer un lugar muy específico donde ella veía que descansaba la infortunada víctima. Pocos días después la Policía Nacional llamaba a su móvil para confirmarle que efectivamente el lugar que ella decía existía realmente, pese a no haber estado nunca en la zona, por lo que durante varias semanas han estado en contacto para que Mariví les ofreciera datos más concretos donde buscar. La roquetera afirma que “todo se debió a una huija que hicieron los niños y que acabó en tragedia. Se les apareció un dios satánico sediento de sangre que les exigió un sacrificio. Todo lo hicieron inconscientes”, afirma la vidente, quien asegura que la policía no acaba de dar con el lugar exacto “y voy a tener que irme yo personalmente a Sevilla cuando pueda pagarme el viaje y la estancia, porque ahora no tengo dinero y hablar con los padres”, asegura. Mariví también trabaja en el caso de Lourdes García Carreño, desaparecida hace más dos años al salir de trabajar de una gasolinera de La Urbanización de Roquetas. “Me llamaron de unos invernaderos, porque de repente hay remolinos y las cosas, los cubos y los tomates echan a volar. Parece que está relacionado con la desaparición de Lourdes”. Mariví afirma que no sabe de dónde proceden sus poderes, como curandera, vidente o chamán, pero ha protagonizado casos sorprendentes, “como recientemente, que asistí a mi sobrina, que tuvo una crisis de meningitis fuerte. Los médicos no daban nada por su vida porque era una infección cerebral, y a la hora de estar conmigo ya estaba hablando y comiendo. No sé cómo lo hago, pero he tenido otros casos como el de una niña al que quité el dolor que sentía cuando agonizaba, o el de una mujer sentenciada a no poder tener niños acabó pariendo trillizos. Me han dicho que hago milagros, pero no lo sé, no tiene explicación”, relata la vidente Mariví Fernández. Hace poco encendió unas velas y apareció en la cera la imagen de la Virgen. “Además había encima una luz brillante, que no era la luz de la calle ni luz natural ni artificial, aquello era sobrenatural”, recuerda. Esta vidente, que nació en Ciudad Real, aunque ha vivido muchos años en Extremadura, está casada, tiene tres hijos, y relata que “desde pequeña ya veía cosas que otros no podían, pero no le daba importancia. Por ejemplo iba andando por la calle y de repente le preguntaba a una mujer por qué le dolían tanto los riñones, y la señora sorprendida me preguntaba cómo sabía que le dolían los riñones. Pero a los 18 años ya empecé a ver cosas más serias, incluso personas fallecidas, sin yo quererlo. Una señora me dijo que su marido había muerto y de repente apareció el marido a su lado claramente como si estuviera vivo. Le dije los rasgos de su marido y era él”, relata. También es especialista en huijas, unas experiencias que no recomienda a nadie “porque aquí la gente es muy dada a hacerlas y cuando llegan los momentos serios no saben qué hacer y tienen que llamarme para salir de donde se han metido. Cuando aparezco se para todo de repente, los muebles dejan de moverse y las voces se van, es una emergía innata que no sé de dónde procede”, afirma Mariví, quien asegura que no tiene antecedentes familiares de personas con poderes, excepto “una tía muy lejana que al desenterrarla cuentan que estaba integra e incorrupta, le encontraron tal y como murió”. Se encuentra en Roquetas debido a que le recomendaron que buscara un buen clima tras un accidente de obra que sufrió su marido, quien perdió un pie que después fue injertado. “En la clínica López Ibor de Madrid querían amputarle la pierna como única solución pero yo me negué. Me quedé tres noches con él y ahora incluso puede caminar. Los médicos dijeron que era increíble”, recuerda con orgullo. Se da la circunstancia que la academia ha sido instalada por gente a la que ella ha ayudado, como forma de gratitud hacia lo que ha hecho por ellos. Por ejemplo, los muebles han sido donados por un enfermo de Alzheimer que salía de casa y no sabía volver. Su hija, Mari Luz, afirma que “Mariví ni siquiera llegó a verle directamente, le traje una fotografía y me dio unas piedras para que él las tocara. Ahora mi padre sale solo por la calle y hace vida normal. Jamás podré pagarle lo que ha hecho”, reconoce, explicando que la enfermedad se mete en la piedra y desaparece. “Son piedras que me llaman, recaban mi atención, las encuentro en cualquier lugar, pero estas que tengo aquí no aparecen en ninguna guía de piedras. No están. Yo lo que quiero es cuidar y ayudar”, explica Mariví, quien recuerda la anécdota de un periodista que convivió con ella varios meses para comprobar la realidad de sus poderes “y al finalizar solo pudo decirme chapó. Hace poco vino la mujer de un camionero porque le daba palizas que le mataban al volver él a casa. Entonces ella pensó en mí y él se paró y se puso a pedirle perdón llorando. No sé cómo lo hago”.

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